martes, 14 de diciembre de 2010

Buena hierba nunca muere

Ayer me llevé una grata sorpresa al abrir el As y leer este titular: "Alain Prost mantuvo el liderato en Grandvalira". Al principio, me descolocó, y mi mente rápidamente pensó -será su hijo-. Pero ni mucho menos, las siguientes líneas me sacaron de mi asombro. Era él. Nada más y nada menos, que un cuatro veces campeón de la Formula 1 al volante de un Dacia Duster.

El francés, con 55 años sigue compitiendo y lo más sorprendente aún, es que lo hace sobre pistas de hielo. Como lo leen, Prost es líder en la clasificación del Trofeo Andros. Un campeonato de automovilismo que se disputa desde 1990 y que lo hace cerca de las estaciones de esquí más importantes de Europa, principalmente, en Francia. Pero también se desplaza en ocasiones a los alrededores de pistas situadas en Andorra o Canadá.


Pero no crean que es una locura pasajera del famoso piloto, pues ya es experto en este torneo. En su haber cuenta con dos trofeos Andros consecutivos, en 2007 y 2008, pero en esta ocasión al mando de un Toyota Auris. El que fuera uno de los rivales más importantes de Ayrton Senna y el segundo con más victorias tras Michael Schumacher, no se ha quedado en casa tras su periplo en la máxima competición.

Desde que disputara su última carrera en Australia en 1993, no ha abandonado el mundo de las cuatro ruedas. Entre 1997 y  2001, fue director del equipo Prost Grand Prix, su propio equipo, que quebró justo un año después. Y entre el golf, el ciclismo y otras aficiones, saca tiempo para su gran pasión, el motor. Y como donde hubo, retuvo, "El Napoleón de los circuitos", como fuera conocido el francés, es líder de la clasificación del torneo. Pero en esta ocasión, le ha salido un claro competidor, Nicolas Prost, su propio hijo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Los primeros de la clase

La primera impresión cuenta y mucho. Siempre erramos en el pensamiento de que la evolución es buena, pero lo cierto, es que si eres bueno desde el principio, tienes todas las de ganar. Y estar un paso por delante del resto en clase, tiene muchas ventajas. Una de ellas, es contar con el apoyo de los profesores de turno y que te tomen la medida. Pero si además, esos profesores son Guardiola y Mourinho, mucho mejor. 

Aunque la dificultad de los encuentros era de bajo nivel (Rubin Kazán y Auxerre), lo cierto es, que debutar en Champions League es un sueño hecho realidad para millones de futbolistas de todo el mundo. Y entre ellos, esta jornada pudimos disfrutar de Fontàs; Jonathan; Thiago; Víctor Vázquez y Bartra, por parte del Barcelona. Y de la presencia en el Bernabeu de Sarabia y de Adán, que sustituyó a Dudek por una lesión en la mandíbula. El polaco no está teniendo una buena racha en la competición, primero multaza y ahora lesión.

Pero seas novato o no, lo que todos sabemos es que una parada, un pase, una jugada, un control o un gol pueden catapultarte para la historia o darte la gloria. Por ello, la concentración de los "peques" debe ser absoluta. Todos recordarán lo bien que hizo "esa o aquella cosa". Todas las miradas estarán puestas en "aquel jugador que dicen que lo hace bien". Pero, la cosa se complica si hay 100.000 ojos presentes observándote y otros tantos, al otro lado del televisor. En esos momentos, los nervios florecen y las dudas esperan su oportunidad para despegar. Por lo tanto, lo que en principio parecía un partido sin importancia, se convierte en una prueba de fuego para algunos jugadores. Ya que en esos pocos minutos que disponen en el campo, han de demostrar su valía.



Sin embargo, como bien sabemos, Roma no se construyó en un día. Antes de llegar a la cima, es necesario pasar por esos momentos de incertidumbre y demostración. Es por ello, que existen las canteras. Un mercadillo de oportunidades para propios y extraños. Una de las más conocidas y valoradas, es “La Masía” del FC Barcelona. De sus cimientos, han nacido obras de arte como: Busquets, Cesc, Piqué, Puyol o Xavi. Y otros "craks" que se apuntaron pronto a sus filas, como Iniesta o Messi. Precisamente, entre ellos se encuentra el próximo Balón de Oro, que conoceremos en tan sólo un mes. 

En definitiva, es momento de subirse al tren de las oportunidades y demostrar que hay calidad para el futuro. Porque, por mucho que nos duela, un día la magia de Iniesta, Messi y Xavi acabará. Y que mejor enseñanza para los canteranos, que compartir minutos con los maestros.